14.8.15

Cinépolis: te comprendemos.

En estos momentos voy llegando del cine, fui con mis amigos Mani y Rubén. Decidimos ir a Cinépolis Universidad. El contexto se prestaba para creer que sería una buena salida, pero nos equivocamos.

El chico de la taquilla nos recibió muy amablemente, hasta tuvo la confianza de hacer algunas bromas aceptables, entraríamos a la sala7 4DX a ver Los 4 Fantásticos, sin embargo, las complicaciones iniciaron cuando estábamos eligiendo nuestros lugares, ya que Rubén (quien tiene una discapacidad y es usuario de silla de ruedas) le pidió que nos permitieran el acceso por la puerta de emergencia con el fin de usar tanto el elevador como la rampa, de esta forma compraríamos los asientos de la orilla de la fila más cercana a la rampa.



La respuesta de la persona de taquilla fue solicitar autorización a su supervisor; cuando regresó, intentó ser muy institucional y respetuoso, diciendo que no podía vender los boletos porque la sala no estaba adaptada.

Rubén le explicó que eso no era problema, lo único que necesitaba es que le permitieran usar el elevador y entrar por la rampa, que si la sala tenía escalera, no era problema.

Les voy a explicar visualmente el argumento de mi amigo Rubén:






El chico de Cinépolis ya un poco nervioso, le trataba de explicar a Rubén que no le podía vender los boletos por su seguridad, ya que la sala no estaba adaptada (JAJAJA, PERDÓN ESO DA RISA ¡QUISIERA SABER CUÁL SALA SÍ ESTÁ ADAPTADA!) 

Rubén refutaba que le tenía que vender los boletos, ya que si no lo hacía se consideraría un acto de discriminación, pues las consecuencias de contratar los servicios de Cinépolis, eran de él. Tardó un poco pero al final si nos los vendieron.

Ahí no termina todo. Mientras Rubén y Mani subieron por el elevador, yo entré por planta baja y traía la charola con 3 cafés y 3 crepas y el joven que revisa los boletos me dijo que no podía entrar con la charola, entonces le pregunté "¿Cómo sugieres que lleve esto a la sala?"

Le expliqué que mis amigos entrarían por la puerta de emergencia para usar el elevador y me pidió que lo acompañara por ese lado para que le regresara la charola. Llegamos y antes de entrar a la sala me dijo: ya me tienes que dar la charola.

Yo sólo pensé: "estos jovencitos no tienen nada de sentido común", Mani traía unas palomitas en sus manos, Rubén tenía que manipular su silla y yo no podía cargar lo de la charola sin charola... ¡JA!

Le pedí permiso para subir rápido las cosas y enseguida le traía la charola y sin darme una mayor explicación me dijo: "Necesito que me entregues ahora mismo la charola"

Pusimos las cosas en el suelo para poder llevarlas a nuestros lugares. Uno de los chicos le ofreció ayuda a Rubén pero se dio cuenta que no la necesitaba (la explicación en el video anterior); pero lo que sí necesitábamos era un poco de empatía y actitud de servicio de su parte: Desde la venta de los boletos hasta la permisión temporal para introducir la charola. 

Al principio, un poco molestos, pensábamos en reclamar y hacer conciencia a través de una denuncia ciudadana de discriminación, pero después, los tres coincidimos en que esas actitudes son instintivas a consecuencia de la ignorancia y la falta de conciencia social. Me atrevo a decir que son conductas generadas hasta por miedo.

Los empleados de Cinépolis sólo siguen un protocolo de ventas y reglas de operación, comprendemos además que están sujetos a evaluaciones que no les permiten ver a la afluencia como seres humanos sino como "clientes". 

¡Los comprendemos, Cinépolis! simplemente están siendo parte de esa sociedad que no está informada, que no se ocupa por una INCLUSIÓN SOCIAL, que no ponen en práctica valores humanos en sus servicios. Solo NO hacen la diferencia.

¿Sabían que existen personas con discapacidad que no salen de su casa? Personas que viven encerradas por miedo a este tipo de situaciones. Qué hermoso sería que activos sociales como Cinépolis tuvieran un poco de conciencia y supieran dar un servicio igualitario y de calidad a personas con cualquier tipo de discapacidad. Guiados por el principio básico: "todos somos iguales, todos somos seres humanos"

En ese ideal, este tipo de servicios masivos, podrían ser un factor de influencia muy importante para contribuir a que las personas con discapacidad tengan igualdad de oportunidades en todos los aspectos. Pero eso no ha sucedido hasta el momento.

Cinépolis: los invitamos a que se sensibilicen institucionalmente en este tema y hagan la diferencia. ¡Es posible!... Es más, con gusto les podríamos ayudar y asesorar, vinculándolos con organizaciones de la sociedad civil, líderes en el tema...

Pero por hoy, Cinépolis: no soy tu fan.

Ahora bien... "después de la reflexión viene la acción" ¿VAS A HACER ALGO, CINÉPOLIS?


4 comentarios:

  1. Cinépolis: tampoco soy tu fan. Es imperdonable que la mayoría de la gente en México no sólo dé muestras de su carente sentido común, sino además de su falta absoluta de humanidad y de un mínimo de inteligencia. Dejemos de asistir a Cinépolis. Es mi propuesta

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  2. Efectivamente, es discriminación, lo cual puede ser objeto de sanciones ...Un buen tema para los legisladores que entran en funciones el 1 de septiembre.

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  3. La discriminacion asi las personas invalidas, sordas, mudas o cualquier defiencia, siempre a existito, y no es tanto del gobierno la culpa, si no la falta de educacion de las personas así ese rumbro. es decir apoco ayudan a una persona discapasitada? no verdad y esa es la raiz del problema saludos y los invito a --> Silla de ruedas Cancun

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  4. Soy una persona discapacitada en silla de ruedas, tengo muchos años que no voy al cine por miedo a que me rechacen y por lo que veo adi será...aunque tengo muchas ganas de ir al cine, creo que seguiré igual sin ir, pues hay discriminación y mejor me quedo en casa

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