2.1.17

Bienvenido, año de la inspiración.

Bautizar mis años nuevos con un ritual introspectivo, ya es una de mis más preciadas tradiciones. Lo que más disfruto de ello, es que voy alineando todos mis aprendizajes mediante un mismo concepto que se va enriqueciendo conforme pasa el tiempo.

Y bien, ahora llegó el dos mil diecisiete, mi año de la inspiración.

¡Bienvenido, año de la inspiración!
Días atrás, platicaba al respecto con un personajazo que ha tenido apariciones intermitentes en mi vida, pero que extrañamente, ha estado muy presente en los últimos días; escarbó en la plática hasta  preguntarme sobre la explicación de nombrar a este año con la palabra inspiración y mi respuesta fue:

Porque la inspiración es gasolina pura.

Luego me preguntó qué me inspiraba y encontré un montón de posibles respuestas, pero como nuestra dinámica de conversación la caracteriza una dosis de singularidad, me limité a decirle que me gustaba la tiranía en la inspiración. Personas, cosas, situaciones o lo que sea; existentes o inexistentes, que me motivaban a hacer, sentir o pensar... Es decir, un tipo de inspiración prohibida, una especie de rebeldía que consideraba excitante. Fue una reflexión improvisada, me gustó y decidí escribirla para que no se me olvide.

Hablando de nuevas tradiciones...


También se ha vuelto una tradición familiar visitar un lugar enclavado en la Sierra del Nayar los primeros días del año para recordar las raíces genealógicas maternas y coincidir con buenos amigos. A ellos les agradezco que en cada visita nos muestren lugares nuevos y hermosos, poco o nada conocidos. Lugares silvestres, esos que provocan en mí una explosión sensorial e incitan a que mis pensamientos vuelen a toda velocidad, logran mover todo mi cuerpo, alma y espíritu... ¡Que me inspiran, pues!

Detalles del andar.

Este año fuimos el 1 de enero, emprendimos nuestro viaje a temprana hora, hacía un frío extremo y lucía muy bien la soledad de la carretera libre Durango - Mazatlán.

Yo quería ir de nuevo a El Salto del Agua Llovida, sin embargo, el día 31 de diciembre estuvo lloviendo demasiado, lo que dejó el camino nada accesible para poder pasar en la camioneta. Sin embargo, mi buen amigo Máximo, ya tenía un plan B bien especial. 

Mi buen amigo Máximo.
Después de desayunar unas ricas gorditas y tamales recalentados, tomamos camino por senderos que parecían intransitables, parecían imposibles de cruzar. Mi hermana Anhel decía que estábamos en medio de una pintura, porque los colores del paisaje estaban saturados, contrastaban unos con otros, se veían las estructuras bien delimitadas de cada árbol, planta, ardilla o venado que encontrábamos a nuestro paso. ¡Explosión visual!

Este si es un desayuno de campeones.

Venaditos en el camino, también ardillas flacas corredoras.

Fue así como llegamos al mirador de Molitor, un lugar perdido en la sierra duranguense y en la que se pueden encontrar algunas cabañas y divertidos juegos tejidos de cuerda en madera. Después fuimos a otra cima que se llama La Mesa del Cascabel, que luce un mirador supremo.

Una foto publicada por tere (@terobledo) el

Una foto publicada por Anhel Robledo (@anhel_robledo) el



Algo buenísimo que disfrutamos en esos escenarios, fueron las cabañuelas, gozamos del frío extremo invernal, el sol cálido de primavera, la lluvia característica del verano y los vientos de otoño; yo creo que este es un buen pronóstico para mi año de la inspiración.

Todo tipo de climas en un día.
Regresamos a San Isidro, partimos una rosca, nos prometimos vernos en febrero para pagar los tamales, agradecimos de corazón y nos despedimos con los abrazos de los buenos deseos. El camino de regreso nos consintió con una gama de colores pasteles e intensos, vistiendo con un contorno muy coqueto las nubes del cielo excepcional que caracteriza a Durango. Me siento muy afortunada de poder vivir esas experiencias al lado de algunas de las personas más importantes de mi biografía: mi familia.

Cielo coqueto.
Mi enseñanza es: recién es el día dos del año 2017 y ya me estoy declarando fan.

Ellos y los que faltan en la foto.

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